El sol quiso ser testigo de excepción para resaltar el verde y amarillo de la Entrada de Nuestro Señor en Jerusalem. El nerviosismo de los cofrades a la espera de los tres golpes, señal inequívoca de que la semana mayor comenzaba en Úbeda. Sones de corneta, sentimiento cofrade y el gentío con ganas de incienso. La luna también quiso ser protagosnista antes de que los artificios adornaran los suenños de los más pequeños.
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