También en Compostela hace calor, pero no solo el calor de la devoción al apostol, sino el calor del sol que nos abraza en estos meses veraniegos. Mirad sino esta monja que tuvo que comprar una gorra y ponerla. ¡¡¡¡Algún mandamás eclesiático mirará al cielo y dirá "con la iglesia hemos topado"!!!!
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